Mi Kabbala – Av 18 – sábado 24 de agosto del 2024.
¿Altruismo?
El Texto de Textos nos revela en Deuteronomio 16:19, “no torcerás la justicia; no harás acepción de personas, ni tomarás soborno, porque el soborno ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras del justo”.
Varios versículos de la Biblia nos recuerdan que, una vez nos desconectamos del Creador, asumimos ese deseo egoísta y pecaminoso que solo nos conduce a pensar en nuestro bienestar como prioridad de vida. Además, esta visión nos impide ver la necesidad de transformarnos para que todo cambie. Desde esta perspectiva, los eruditos nos motivan a ser altruistas, es decir, a aminorar nuestra dependencia y apego hacia un mundo material, lo cual se traduce en aceptar que, al final, nada nos pertenece y que simplemente somos mayordomos de la vida, de la cual debemos disfrutar, amando a nuestros prójimos. Por ello, no es coincidencia que “dueño”, בַּעַל, en hebreo, nos remita a la palabra “baal”.
Bajo esta perspectiva, algunos estudiosos del Talmud, תלמוד, nos dicen que la frase “lo mío es tuyo y lo tuyo es tuyo” implica que lo que poseo como individuo no es sino para ayudar a mis semejantes. Llevado a otra expresión, como “el árbol es valorado por el fruto que da”, nos reitera que debemos servir, entregando a los demás lo mejor de nuestros dones, para con ello lograr el bienestar general de nuestras comunidades, lo que debe traducirse en acciones, pensamientos y palabras fraternales hacia quienes coexistimos, sin esperar recompensa alguna, ya que de ello todos nos beneficiamos.
El mal llamado progreso material, regularmente, significa que unos pocos se adueñan de casi todo y que las personas se ven perjudicadas, incluso como producto de “avances” que incrementan nuestros egoísmos y con ello todos esos sentimientos adversos que de allí se desprenden. Competitividad, להתחרות, Lehitkharot, que se podría contrarrestar si asumiéramos los principios divinos, los cuales, llevados a valores humanos, nos motivan a entender que no importa tanto lo que creemos tener, sino lo que debemos ser.
Seguir perpetuando que nuestro libre albedrío se incline por esa alternativa egoísta solo promueve un desequilibrio de fuerzas que históricamente nos ha conducido a más injusticias y guerras, מלחמה, Miljamá, óptica desde la cual nos cuesta aún más entender conceptos básicos como la bondad y la misma equidad. Perspectivas de las cuales se pueden derivar bellas visiones en pro de la armonía, a través de la cual no tendríamos que buscar oponentes ni competidores, sino prójimos que aporten al bien general del mismo universo, gracias a que buscamos elevarnos hacia lo trascendente.
No se trata tanto de anular o evitar el deseo de recibir, que es innato y contiene algo esencial como invitación a depender de nuestro Padre Creador, sino de reeducar nuestras intenciones hasta darles la forma correcta para que se conviertan en altruismo. Esto nos llevará a disfrutar de hacer el bien, tomando más y más conciencia de las necesidades de nuestros semejantes. Este es un modelo de justicia que poco entiende nuestro actual sistema, que promueve la competitividad egoísta, אגואיזם, Egoizm.
El Texto de Textos nos revela en Lucas 12:47, “aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. 48 Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”.
Oremos para que el Creador nos guie aprendiendo de su bondad.