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Mi Kabbala – Av 19/domingo 25 de agosto (5783)

¿Traducciones?

El Texto de Textos nos revela en Isaías 10:17, “Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama, que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinos. 18 La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá totalmente, alma y cuerpo, y vendrá a ser como abanderado en derrota”.

Los eruditos hebreos aún lloran al considerar que la Biblia hebrea auténtica se haya traducido a tantos idiomas, ya que ellos creen que, fruto de ello, se perdió la esencia de los significados profundos de algunas de las enseñanzas allí plasmadas. Incluso aseguran que la primera palabra del libro del Génesis, bereshit בְּרֵאשִׁית, que significa “en el principio”, una expresión verdaderamente fascinante, se obvia al suponer que venimos de la nada. Por ello, al discernir el texto desde cada letra, como es el caso, encontramos otros significados.

Dichos estudios de la cábala y la guematría afirman que, al dividir en tres ber-e-shit (bar בר significa “hijo”, alef א, “Elohim”, Creador, y shit שית, “cardo” o “arbusto espinoso”), se denota que el hijo del Creador está entre las espinas, lo que nos lleva a interpretar una predicción del sufrimiento deparado a nuestro Señor Jesucristo. Esto, a su vez, se puede traducir como la redención de un mundo roto, siendo esa primera expresión bíblica significativa para entender que hay un fin que nos llama a retornar al reconocer nuestro pecado. Redención significa no solo nuestra salvación, sino también el perdón por nuestros actos.

Cada expresión, cada signo, cada dato, cada nombre, cada parábola, sí, cada enseñanza que allí se plasma, gracias a la guía del Espíritu Santo, nos expresa que ese manual y guía nos posibilita comprender con más claridad incluso esa función de algunos profetas y ángeles que, desde el mismo cielo, claman como Gabriel y Miguel para que atendamos sus mensajes y entendamos que debemos ser fuertes: Gavar גבר, y confiar: El אל, en Él, el Creador, ya que Él es nuestra fuerza, así sigamos confundidos en nuestros idiomas que, desde Babel, nos ofrecen, tras sus sesgadas traducciones, más distorsiones.

Ángeles como Gabriel eran enviados para dar buenas noticias a los justos, como lo leemos cuando el padre de Juan el Bautista, Zacarías זְכַרְיָה (Zechariah), está sirviendo como sacerdote en el Templo y es visitado por un ángel, quien le da un mensaje. El mismo que nosotros recibimos de distintas formas, pero que, como Isabel, su esposa, no creemos, ya que, distraídos en nuestras propias penumbras, esperamos visitas milagrosas y noticias extraordinarias que coincidan con nuestras expectativas mercantiles, obviando que todo se mueve en este mundo debido a la vibración y luz de la palabra creadora.

En ocasiones, como Isabel, אֱלִישֶׁבַע (Elisheva), pensamos que el Creador olvidó nuestras peticiones y terminamos interpretando las señales que Él nos da a través de nuestras propias vivencias, de tal forma que solo ratificamos nuestra desconfianza en Él. Esta es una razón de peso para aceptar que estamos predestinados a salvarnos, a ser guiados por el Espíritu Santo, quien nos dará la claridad absoluta para poder comprender los mensajes que nos envía a diario el mismo Creador, algunos confirmados por cientos de seres celestiales y justos que, en este mundo, se nos disfrazan acorde a los entornos en donde mal presuponemos que no podremos encontrarnos con Él.

El Texto de Textos nos revela en Lucas 1:18, “dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada. 19 Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas”.

Oremos para interpretar correctamente cada mensaje del Creador.

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