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Mi Kabbala – Av 4 – viernes 9 de agosto del 2024.

¿Descansar?

El Texto de Textos nos revela en Deuteronomio 5:12, “Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero observa el séptimo día como día de reposo para honrar al Señor tu Creador.

El concepto de reposo al que en ocasiones se nos hace referencia para hablar de que el Creador descansó un día después de completar su creación nos indica que Él cesó de ella. Esto es diferente a pensar que Él necesita descansar, ya que Él no desfallece ni se fatiga con cansancio. Lo que quiere decir es que reposó, נוּחַ (nuaj), que se dedicó a guiar al ser humano, quien debe mantener su continua alternancia entre hacer y descansar. La fatiga se combina con el ocio en un proceso de vida que culmina al ser purificados y llegar a lo eterno, donde se consumará la actividad creadora debido a que los seres humanos terminamos entendiendo, gracias a nuestras vivencias, el manejo de nuestro libre albedrío.

Desde esa perspectiva, el conteo de los días de la semana hebrea se estableció desde el momento de la creación como un ciclo de siete días. Aunque parece algo obvio, la idea es que los seres humanos, gracias a esta secuencia, se organizaran y controlaran sus búsquedas y deseos durante dichos ciclos que varían según la cultura. Este distanciamiento va más allá del calendario y hace que nuestros días, nombrados o enumerados, sean cortados mientras se llega al séptimo día de la eternidad, וַיִּשְׁבֹּת (va-yishbot), כִּי בוֹשָׁבַת (ki vo shavat), donde ya no tendremos más opción de decidir si seguimos alineados a su calendario o al nuestro.

Para dicho pueblo, solo el שַׁבָּת (Shabat) tiene su propio nombre. Esta palabra nos recuerda más que aquel reposo divino, el descanso de nuestras actividades pensando en ese séptimo día donde todo esfuerzo cesará. Ese será realmente el momento en el cual el Creador nos espera, tiempo en el que cesó para bendecir su obra, convirtiendo ese día eterno en un momento especial. Por lo cual, estamos llamados, además de agradar más al Creador con nuestros actos, a alabarle y dedicarle todos nuestros dones y esfuerzos para su regocijo, desde este día y para siempre.

Quienes confunden el concepto de día de descanso, נָח (naj), con la palabra reposo, obvian que toda la humanidad espera ese día incluso mientras transcurren nuestras agitadas agendas. Día en el cual descansaremos tanto de cuerpo, mente y alma. Oportunidad que realmente es para integrarnos al reino de los cielos, lo que resignifica al Shabat dándole a ese día una interpretación distinta en donde el deseo de recibir nos lleva a llenarnos de las profundas enseñanzas de vida de la Torá, dejándonos guiar por el Creador y compenetrándonos con su voluntad.

Para los creyentes, ese día es un espacio donde Él nos enseña y nos invita a ser ejemplos de vida: הודיע (hodiyah), palabra que viene de la raíz י.ד.ע. (Y.D.A.) que significa también percibir, algo así como hacer que otros lo sepan. Esto nos invita a denotar en ese día especial el valor de sabernos cercanos al Creador, siendo de sano y sabio ejemplo con comportamientos acordes a sus mandatos y preceptos, logrando con ello acercarnos a ese descanso eterno de sabernos a su lado, degustando de su creación reposadamente.

El Texto de Textos nos revela en Hebreos 4:9, “Por consiguiente, queda todavía un reposo especial para el pueblo del Creador; porque el que entra en el reposo del Creador descansa también de sus obras, así como el Creador descansó de las suyas.

Oremos anhelando entrar en el reposo del Creador.