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Mi Kabbala – Kislev 3, 5784 – Martes 3 de diciembre del 2024.

¿Corrección?

El Texto de Textos nos revela en Job 5:17, “He aquí, cuán bienaventurado es el hombre a quien el Creador reprende; no desprecies, pues, la disciplina del Todopoderoso”.

La Biblia nos habla continuamente de la necesidad de corregirnos: yāsar יָסַר, que viene de mûsār, מוּסָר, cambio de actitud, que el pueblo judío asume como Tikún, proceso personal que implica no solo el reconocimiento de nuestros errores, fruto de nuestra desobediencia y del pecado original, para buscar el perdón de nuestro Creador así como su dirección y guía, sino el enfocarnos en bien decir y agradecer, alejándonos de la maldición de rodearnos de tantas cosas adversas y conflictos, reflexionando más sobre nuestro comportamiento para abrirnos al cambio, asumiendo esa responsabilidad que nos permite tomar el control de nuestros pensamientos, palabras y actos.

Se trata de aportar en la reparación del mundo Tikún Olam, תיקון עולם, corrección que nos llama a revisar muy bien nuestras costumbres e interrelaciones, ya que a diario estamos actuando en contra de Sus preceptos y mandatos, llamando incluso bien a aquello que sabemos está mal, historia que denota el cómo hemos perdido el equilibrio Espiritual por lo cual cada vez cambiamos más esos sus principios y valores por una serie de normas humanas que solo generan explotación, perdición y sufrimientos, gracias a un sistema económico que recompensa a quien se cree más vivo y pasa incluso por encima de nuestras leyes, por ende, una buena parte de lo que mal se denominan hoy como tradiciones se enfocan en llevarnos a vivir de espaldas a esa Fe. 

Corrección que debe incitarnos a dejar de ser negligentes y orientar a nuestras nuevas generaciones de tal forma que les demostremos la importancia de controlar nuestra voluntad para que no sea el libertinaje pecaminoso el que cogobierne nuestras relaciones y por ende, nos lleve a todo tipo de desenfrenos. Recuperar el norte especialmente por quienes fungen de autoridad que abusan del poder, alejándose del Creador como orientador, nos obliga a evitar la codicia, la envidia, los bajos deseos, las pasiones, y ese lenguaje vulgar que prolifera, confundiendo lo que es una vida digna, quizá por ello el pueblo Judío forma a sus nuevas generaciones en la Halajá, הֲלָכָה.  

Si en nuestro corazón reinan Limloj, למלוך, los deseos egoístas, es necesario revisar ello y comprender la necesidad de purificarnos para alejarnos de nuestros pecados, no podemos confundir aquella visión que habla de ser tolerantes, con la perdida de todo tipo de principios, como tampoco podemos seguir pensando que algunos abusos de quienes posan de autoridades o de religiosos nos dan las razones para alejarnos de los mandatos y preceptos divinos, por el contrario, es tiempo de entender que corregirnos es una de las principales tareas encomendadas para lo cual tenemos Su manual de vida.

Josías, יאשיהו, al que el Creador ayuda, nos llama a entender la importancia de corregir y asumir esa perspectiva del otorgamiento, o sea de la necesidad de dar, de ser útiles, en vez de esperar recibir, acción que llevada al campo del amor exige también vincularnos con nuestros próximos y con el Creador, valorando Su obra, priorizando el hacernos responsables de nuestras intenciones, pensamientos, emociones y actos.

El Texto de Textos nos revela en II de Timoteo 3:16, “Toda Escritura es inspirada por el Creador y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia”.

Oremos para que el Creador nos corrija y nos guie a través de su Santo Espíritu.

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