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Mi Kabbala – Kislev 9, 5785 – Lunes 9 de diciembre del 2024.

¿Prioridades?

El Texto de Textos nos revela en Génesis 4:26, “Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre del Creador”.

El concepto de signo o marca, owth, אוֺת, nos lleva a símbolos, imágenes, un contexto, una historia, que interpretamos desde nuestros significados como nuestra realidad, la misma que desde lo numérico nos ayuda a vislumbrar esas perspectivas divinas, en donde el siete, zayin, זין, espada, por analogía nos habla de Su palabra, la cual creo en siete días nuestro mundo, ciclo de vida que además nos llama a madurar con el paso del tiempo que con sus permanentes oportunidades de ascenso nos llevarán por esos siete cielos a reintegrarnos con Él quien nos espera en el séptimo día, shavúa, שבוע, semana, de la raíz sheva o siete, siendo así fiel a sus promesas.

Allí es donde Patriarcas como Abraham nos reiteran ello, a través de actos como la ofrenda a Avimelej, אֲבִימָלֶךְ‎, de siete corderos, para que vislumbremos en ese juramento, Kislev, en el séptimo mes del antiguo calendario Judío y su signo el arco, esa orientación que debemos tener hacia los mandatos divinos, los mismos que nos guían para que aun lloviendo recordemos que el sol que nos ilumina es reflejo de su amor ese que como el arco iris representa un pacto o señal que incluso como generación de Noé, nos manifiesta de forma directa que nuestro llamado es a integramos a Él a través de su obra.

Número siete que nos lleva a esa primavera, época en la cual se conmemora a través del Shavuot, esa revelación del Creador en el Monte Sinaí, סנה, seneh, zarza,que sigue ardiendopara que cada día de nuestras semanas vivamos plenamente guiados por Su palabra, asumiendo nuestra transición para que como en la pascua, Pesaj, recibamos al cordero, nuestro Señor Jesucristo quien nos rescató, redimió, salvó, en pro que nos reconozcamos como sus hijos, seres dispuestos a mantenernos dentro de su pacto amoroso el cual aceptamos como creyentes gracias a esa nuestra Fe.

Shavuot que como el Pesaj, implica que como pueblo nos unifiquemos, siendo un solo cuerpo, su iglesia, orientándonos con sus virtudes a dar de lo mejor de nosotros, a entender ese juramento, Shvuá, שבועה de nuestros ancestros para entregarnos a cada instante en esa búsqueda de acercarnos más y más al Creador, atendiendo sus continuas revelaciones, sabiendo que Él nos otorgó la vida y con ella todo lo mejor de su esencia lo que significa que nos da más de cuarenta veces por siete, las muchas razones para relacionarnos armónicamente y mantenernos firmes en sus caminos.

Actuar de forma recta, Yashar, יָשָׁר, como llamado celestial, implica vivir ese ciclo de crecimiento acogiéndonos a Su ley, la cual rige el Universo, todos los siete días de la semana, número que según la gematría se compone de un 3 divino y 4 terrenal, siendo este paso temporal por este entorno un puente entre el cielo y la tierra para que durante esas siete grandes semanas de vida le hagamos frente a los desafíos, tomando las mejores decisiones hasta asumir nuestras responsabilidades, logrando que nuestras interacciones e interrelaciones nos permitan alcanzar nuestra misión de vida.

El Texto de Textos nos revela en Marcos 11:25, “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26 Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas”.

Oremos para agradecerle al Creador por lo menos siete veces al día.

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