Mi Kabbala – Tamuz 26 – jueves 1 de agosto del 2024.
¿Esposo?
El Texto de Textos nos revela en Génesis 2:24, “Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.
Mucho se habla respecto a lo que en español simboliza el concepto de esposo, marido o cónyuge. A diferencia de la visión social de pareja, en ocasiones estas palabras reproducen relaciones desiguales que históricamente han atropellado a algunas mujeres. Sin embargo, en hebreo, una de las palabras más usadas para referirse a esposo es “baʻal” (בַּעַל), término que, además de significar dueño o señor, también nombra a la deidad cananea de Baal, quien en sus cultos e idolatrías solicitaba la quema de hijos para honrarle alejándose así de la invitación celestial que prioriza la vida y el amor.
Vale la pena reinterpretar algunas expresiones, ya que nos generan confusiones, especialmente si estamos intentando comprender el rol de los esposos dentro de la relación matrimonial. Por ello, algunos estudiosos prefieren usar “ish” (אִישׁ), que en el Génesis significa literalmente hombre, una connotación más neutral a la hora de atender los mandatos del Creador respecto al hogar. Esto ayuda a no perpetuar esa errada tradición que refleja a esos esposos despiadados que, incluso sin darse cuenta, con sus actos inconscientes rinden culto a esta deidad pagana.
La visión de entendernos como compañeros accesibles y cercanos implica, entre otras cosas, la consolidación de una relación estable e idónea, en la que ambas partes se complementan y trabajan cotidianamente en la concreción de una familia y la crianza de hijos. Por ello, José (יוֹסֵף) es el modelo a seguir, no solo para con María sino también con nuestro Señor Jesucristo, quien, siendo guiado por el Espíritu del Creador, se acogió a todas las recomendaciones para mudarse inicialmente a una pequeña ciudad agrícola de Galilea: Nazaret, en cumplimiento de una profecía. Así, con los nazareos, dedicó su vida al Creador.
Esta perspectiva le da al concepto de Nazareo otra connotación, una rama, “netzer” (נֵצֶר), que es también la raíz de la palabra Nazaret (נָצְרַת). Más que el voto nazareo, debemos hablar de nuestro Señor Jesucristo como un ser que se convirtió en el Netzer mesiánico y, por ello, nació en la ciudad de las ramas, llamándonos a renacer gracias a su nueva rama de esperanza, tal y como lo expresó el profeta Isaías. Estos criterios, llevados al concepto de esposo y novia del que trata Cantar de los Cantares, nos inducen a comprender que somos un todo, una sola familia de Fe, la esposa de nuestro Creador: su iglesia, en fin, partes integrales de Su obra.
Como hermandad parte de las tribus de Israel, “Shévet” (שֵׁבֶט), provenimos de una misma rama. Por lo tanto, la mejor traducción que podemos seguir haciendo es la de dejarnos guiar por las enseñanzas de nuestro Mesías, trabajando a diario por consolidar hogares y sabernos esposos o esposas, no solo de esa familia sino también de nuestro Creador, hijos que deben dedicar todos sus dones y esfuerzos para cumplir con Su voluntad, expresada en sus mandatos y preceptos. Estos nos garantizarán una vida armónica, reconociéndonos como parte integral de esta Creación.
El Texto de Textos nos revela en Efesios 5:25, “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella”.
Oremos porque como esposos trabajemos para vivir como la familia de Cristo.