
Mi Kabbala – Tishrei 8, 5785 – jueves 10 de octubre 2024.
¿Gematría
El Texto de Textos nos revela en Zacarías 4:10, “Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra”.
Alef (א) es la primera letra de las veintidós que conforman el alfabeto hebreo, del cual surge nuestra creación. Sin embargo, debido a la confusión de nuestras lenguas al habernos alimentado del Árbol del Conocimiento y sus frutos pecaminosos, surge lo que se conoce como escritura cuadrada o arameo cuadrado, signos lingüísticos que representan no solo nuestra realidad, sino también otros principios y un orden universal diferente. Para alcanzar esos conocimientos supremos que nos hablan de nuestra esencia, es necesario el estudio y la meditación de Su Palabra, la cual nos incita a alimentarnos de los frutos del Árbol de la Vida, de nuestro Señor Jesucristo, y de Su amor.
El lenguaje cifrado que percibimos es solo una parte de los misterios ocultos. Esto significa que en esos signos podemos encontrar más que el propio Nombre de nuestro Creador: esos destellos de luz que, como un hilo conductor, nos acercan nuevamente a través de los senderos de la vida hacia Su Palabra, la cual ilumina nuestras mentes y reorienta incluso nuestro lenguaje. Esto explica que el diagrama sefirótico nos invite a trascender a través de su simbología, la cual representa el reconocernos en otra realidad, gematría, que son sus interpretaciones nos llama a amar y a servir (sharat, שָׁרַת).
Todas nuestras expresiones denotan la manera en que nos recreamos en Su Palabra, y nuestras interacciones e interrelaciones simplemente nos impulsan a integrarnos. De ahí que palabras como Etz (עץ), árbol, y Etzá (עצה), consejo o enlace, al interrelacionarse como signos que representan también números, nos revelan Su fortaleza. Esa fortaleza, los creyentes la traducimos como la plena confianza en los frutos de ese Árbol de la Vida: nuestro Señor Jesucristo, con quien debemos vincularnos para reencontrar el camino del cual nos alejamos, como resultado de haber desobedecido y utilizado incorrectamente nuestro libre albedrío y nuestro lenguaje, lo que nos deja sin fuerzas para regresar.
La gematría (גימטריה), que no debe confundirse con la numerología, nos llama a reinterpretar el significado de cada letra y de cada palabra, ofreciéndonos así nuevos significados y equivalencias que nos permiten encontrar un sentido más profundo de nosotros mismos. Estos elementos nos llevan a alcanzar nuevas luces que nos conducen a enfocarnos en niveles más elevados de conocimiento, los cuales nos otorgan un mayor poder de autoconciencia, algo que siempre se traducirá en mantenernos firmes en la búsqueda de reintegrarnos con Él, lo cual, lógicamente, requiere nutrirnos de otro lenguaje.
Moisés, quien recibió la Torá, pertenecía a la tribu de Leví, tercer hijo de Jacob. Su padre, Amram (Avija, אביך), y su linaje se presentan en una perspectiva gemátrica a través del número 611. Esta cifra se asocia con la expresión Millui de Mateh Levi (tribu de Leví), como un mensaje claro, en donde 400, 6, 200 y 5 se expresan como signos lingüísticos que reconfirman nuestra necesidad de reconexión con Él, a la cual accedemos, como creyentes, gracias al Espíritu Santo, la oración y al alimentarnos diariamente de Su Palabra.
El Texto de Textos nos revela en II de Timoteo 3:16, “Toda la Escritura es inspirada por el Creador, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre del Creador sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
Oremos para que a diario nos integremos más y más a nuestro Padre Celestial.