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Mi Kabbala – Elul 21 – martes 24 de septiembre del 2024

¿Imagen?

El Texto de Textos nos revela en Génesis 1:27, “Creó, pues, el Señor al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.

Nuestro lenguaje finito y limitado no logra comprender lo infinito del Creador, ni lo ilimitado de su sabiduría, חָכְמָה (Jojmá). Por el contrario, con nuestras expresiones sesgadas, solo podemos recrearnos en parte de las Palabras del Creador, distrayéndonos de sus revelaciones al presumir de conocimientos que especulan sobre las mismas chispas de Luz de sus manifestaciones. Olvidamos que, por ser a su imagen, también tenemos esa capacidad que nos llama a vivir en comunión con el todo, siendo útiles a su obra como hijos obedientes.

La palabra hebrea para imagen es tzelem, צֶלֶם, de la raíz hebrea tzel, que significa “sombra”. Esto nos indica que su rayo de Luz ilumina todo, pero nosotros seguimos ocultándonos de su presencia. Así, solo percibimos reflejos que hacen que, en nuestras mentes, capturemos fragmentos de esta Luz, los cuales se convierten en imaginarios que, al conceptualizarlos como pensamientos, gracias a nuestro lenguaje, nos llevan a consolidar una realidad que, sin serlo, se convierte en la razón de ser de esta existencia. Obviamos que es su Luz la que sigue allí, esperando guiarnos de retorno a nuestro estado original.

Se trata de lograr que esos conocimientos, fruto de recrearnos en su Palabra, nos eleven al estado de Biná, בינה, el cual, según las Sefirot, es el que nos permite ser llenados por el Espíritu Santo de esa Luz. Con ella, podemos entender conscientemente lo que de otra manera, sin su guía, no podríamos ni imaginar, ya que Él es sabiduría, y esta debe iluminar nuestro entendimiento (biná), posibilitándonos, gracias a este despertar, acercarnos voluntariamente a ese Haz de Luz que nos conecta con Él a través de nuestra fe y, sabiéndonos bajo la sombra del Altísimo, dejarnos guiar.

El entendimiento, tomando de su sabiduría, aporta nuevas luces a nuestros conocimientos o saberes. Gracias a dichos aprendizajes, podemos reorientarnos, ya que nuestra oscuridad y ceguera espiritual, sin Él, nos dejan perdidos en nuestras propias tinieblas. Es a través de esa iluminación espiritual que podemos acercarnos a Él, coexistiendo bajo su sombra dentro de este mundo oscuro, חֹשֶׁךְ (jóshéj), con la certeza de que Él nos creó con un propósito. Por lo tanto, debemos dejarnos guiar por Él, teniendo siempre su Palabra y sus mandatos como manual de vida.

Nuestra inteligencia tiene poco que ver con esa sabiduría. Por el contrario, nuestros desconocimientos son tantos que nuestra ignorancia, בּוּרוּת (burut), nos lleva a especular sobre nuestra propia vida. Nuestras quejas y reclamos, incluso como creyentes, son la mejor evidencia de que no estamos bajo su amparo, que no queremos acogernos a su guía y Palabra, y que, en lugar de ello, seguimos guiándonos por desinformaciones que reproducimos como verdades, las cuales simplemente nos alejan y nos impiden ser iluminados por su sabiduría.

El Texto de Textos nos revela en II de Corintios 4:4, “en los cuales el dios de este mundo ha segado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen del Creador”.

Oremos para poder comprender todo lo que significa ser a su imagen y semejanza.

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