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Mi Kabbala – Kislev 20, 5785 – Viernes 20 de diciembre del 2024.

¿Estériles?

El Texto de Textos nos revela en Génesis 29:31, “Y vio Jehová que Lea era menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril”.

La esterilidad, aqár, עָקָר, en tiempos antiguos era de alguna manera vista como un alejamiento de dicha pareja con el Creador y por ende, se hacía necesario orar hasta lograr que Él iluminara dicho hogar con la confianza y bendición de un hijo. Visión que llevada a nuestros días en donde los hijos se perciben como cargas y el aborto como una opción, nos invita a comprender la enorme distancia que nos está separando de ese nuestro Dador de vida y la necesidad de leer más su Palabra en el único propósito de no seguir viviendo una existencia totalmente estéril: sin sus bendiciones y guía.

Quizá por ello Lea, sabiéndose estéril en señal de gratitud llamo a su primogénito Rubén ראובן‎ , palabra que se compone de dos partes: reu, ver y ben, hijo, “he aquí un hijo”, contexto que sumado al nombre de su segundo hijo, Simeón, que contiene la raíz shama “oír”, nos denota que Lea sabía que “el Señor escucha” nuestras oraciones, razón de peso para que ella misma llamara al tercero Leví, nombre basado en la raíz, lava, unir, siendo el cuarto Judá, de la raíz oda, alabar, como una clara motivación a invitarnos como creyentes a dejarnos guiar siempre por Él, eso sí, sin querer imponerle nuestras expectativas estériles.

Cada nombre nos incitan a releer sus mensajes detenidamente para darnos cuenta que no se trata de palabras puestas al azar, sino que todo se concatena y por eso en cada presente divino hay una progresión de la que debemos hacernos conscientes, ya que todo nos da señales de Él, siendo nuestras experiencias de fe las que nos llevan a todos a sabernos hijos, ben בן, del Creador, perspectiva que nos acerca a su misericordia, perdón que nos asegura además que Él nos escucha y hace que su Espíritu nos guie, siendo entonces lógico que le alabemos y demos gracias sabiéndonos parte de Su obra.

Visión que ratifica que cada palabra de la Biblia contiene un profundo significado espiritual que en ocasiones no somos siquiera capaces de imaginar, especialmente cuando se trata de entender nuestros nombres o nuestras genealogías, esas que regularmente no mueven nuestra imaginación siendo necesario que como creyentes nos propongamos al leer la Biblia pedirle, que abra nuestro entendimiento para poder alcanzar este tipo de inspiradoras reflexiones que nos llevan a nacer, nolad, נוֹלָד) de nuevo o sea, a proponernos no solo lograr ascender sino que permitir que más almas lo logren a través nuestro. 

La Biblia está plagada de analogías y parábolas que si sabemos leer gracias a la guía del Espíritu Santo nos entregarán una verdadera iluminación al respecto de cientos de desconocimientos que históricamente han cogobernado incluso nuestras creencias e interrelaciones. Desde esa mirada deberíamos enfocarnos en elevarnos de este mundo Olamot, עולמות , para poder llegar a esos otros niveles o dimensiones celestiales en donde podemos integrarnos cada vez más con esa emanación vital creativa que significa Su presencia y que nos llevará a Atziluth, Emanación/Cerrar, pasando por Beriah Creación y Yetzirah, Formación, en fin a salir de Asiyah, mundo de la Acción, el más bajo, del Universo.

El Texto de Textos nos revela en Romanos 8:14, “Porque todos los que son guiados por el Espíritu del Creador, éstos son hijos del Creador”.

Oremos para que sea el Espíritu del Creador el que nos guíe.

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