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Mi Kabbala – Kislev 23, 5785 – Lunes 23 de diciembre del 2024

¿Reinado?

El Texto de Textos nos revela en I de Samuel 8:18, “Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día. 19 Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros; 20 y nosotros seremos también como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras”.

El concepto de padre, ab, אָב, nos recuerda que ancestralmente hemos despreciado la autoridad suprema del Creador y su reinado, por la búsqueda de un modelo diferente de mando, alguien que siendo humano rija nuestros destinos, visión que no solo nos alejó más del Creador como hijos sino que nos lleva a honrar a esos seres de tal forma que les idealizamos otorgándoles derechos y hasta un poder que redunda en engaños y propuestas egocéntricas en donde imponen su fuerza la misma que lentamente ha ido incitándoles a quienes asumen estas responsabilidades a disfrazarse hasta de deidades.

Nuestro Padre Celestial es Rey מלך, Melej, el único que puede conducirnos en la dirección correcta, sin embargo esa histórica desobediencia como producto de seguirnos retroalimentando del árbol del conocimiento, nos ha llevado a que nuestros criterios de autoridad y por ende, justicia,  se separen de los preceptos y mandatos de Él y por lo tanto, quienes asumen esa autoridad terrenal humana, terminen legislando ya no para el bienestar general sino para los intereses de esos pocos que ostentan ese poder alejado del Creador.

Las sefirot nos hablan a través de Maljut, מלכות de ese Reino, el principio de todas las Formas, pero nuestra nefasta mirada de investir de autoridad a quienes seducidos por sus egos y bajos deseos no pueden siquiera gobernarse a sí mismos, nos lleva a pagar con creces, cual tributos nuestros desfaces, al darle de lo mejor de nuestros diezmos a quienes poco o nada comprenden el verdadero concepto de servicio, colocando nuestros dones en pro de esos propósitos egoístas cuando debemos ser útiles a la misma Creación, lo que simplemente hace que multipliquemos nuestros conflictos y guerras.

Samuel como profeta, שְׁמוּאֵל, Šəmûʼēl, no llama a escucharle en vez de despreciarle y rechazarle, otorgándole nuestros esfuerzos a quienes llegan a estos escenarios de poder y suponen equivocadamente que es la fuerza y la promoción de todo tipo de miedos los que les puedan permitir el perpetuarse en esos cargos, buscando adicionalmente que sean sus herederos consanguíneos los que continúen con su modelo de desarrollo, tapando sus malversaciones, en lo que terminan considerando como un derecho casi divino a gobernar, ese que nos sigue llevando a que algunos de estos mal llamados líderes se sientan como dueños de todos y del todo.

Cual súbditos no comprendemos que el único reinado valido es el de Él, más son tales nuestras confusiones, que seguimos prefiriendo darle nuestra voluntad a cualquiera, menos al único que realmente tiene autoridad y merece nuestra adoración, por lo que bajo esa lógica quienes reciben la inmerecida responsabilidad de gobernar (מָשַׁל, mashál) a otros deberían comprender que esa tarea es un encargo temporal, divino y que incluso si se ve como una supuesta bendición, esta no es otra cosa que una responsabilidad que nos obliga a sabernos servidores de los otros antes que buscar ser servidos.

El Texto de Textos nos revela en Mateo 20:26, “mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; 28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.

Oremos para que nuestro único Rey y Señor sea Jesucristo. 

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