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Mi Kabbala – Tevet 5, 5785 – Sábado 4 de enero del 2025

¿Positivos?

El Texto de Textos nos revela en Nahúm 1:7, “Bueno es el Creador, una fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en Él se refugian”.

El concepto de Naturaleza, téva en hebreo, טבע, nos habla de un todo en donde se incluye lo que visionamos como oculto, hundido, incluso lo que no percibimos, lo que no comprendemos y que suponemos inexistente por no hacer parte de este sueño que denominamos vida, lógica que nos ingresa a otra realidad ilusoria, necesitando de otra actitud, más propositiva hacia la vida para que sea Su Luz, como fuente la que aclare nuestra conciencia integrándonos realmente a todo lo creado y gracias a ello quitándonos ese velo que no nos posibilita apreciarle.

De lo contrario ese Velo, mitpachat, מטפחת, cual pañuelo, en vez de cubrir nuestro pecado nos cegará, impidiéndonos reconocer las leyes de la naturaleza que nos denotan que la Creación está bajo el control y manejo de nuestro Padre Celestial, siendo nuestra única labor el asumir el hermoso reto de aportar fluyendo con todo lo que acontece a nuestro alrededor desde una manera más alegre, enriquecedora y grata, ayudando a quienes fungen de próximos para que piensen, hablen y actúen de la misma forma, entendiendo que ello construye una visión de vida que nos ayuda en todo momento a salir avante obviando así quejas y reclamos.

El engaño de estar alejados del Creador, nos mantiene en nuestra cueva mental escondidos, Lehastir, הֻסְתַּר, de Él, confundidos en lo oculto y sus misterios, prolongando ritos, mitos y creencias que nos distancian de nosotros mismos y de reconocernos como hijos que degustan de lo creado al compartir de lo mejor que tenemos como próximos irradiando esa Luz, que por nuestras alucinaciones egocéntricas absurdas no logramos vislumbrar al punto que nos negamos a alinearnos con esos destellos que vibran en nosotros gracias a Su palabra.

Llamado a sentarnos, Ioshev, יושב, a aclarar, Ieshev ישב, nuestras mentes ocultas para llenar nuestro conocimiento con otras respuestas, unas distintas a las que alimenta nuestro limitado lenguaje, asimilando para ello que Él nos guía y que por ende son muchísimas más las cosas por las cuales debemos agradecer y por el contrario menos o escasas aquellas por las que podríamos quejarnos, las cuales regularmente corresponden a expectativas que poco o nada tienen que ver con una realidad subjetiva que aunque probablemente no coincide con esos anhelos e ilusiones si  contiene esa Su guía.

Confiar en Él es aceptar entonces que lo secreto, sod, סוד, cual si fueran elementos hundidos en el agua se encuentran ahí en toda su totalidad, pero como no podemos verles, no les reconocemos, porque nos percibimos hundidos, obviando esas señales o manifestaciones divinas, a las que solo podemos acceder gracias a fluir con su sabiduría, la cual nos reorienta para que no sean nuestros desconocimientos, esos que nos llevan a suponer que las cosas acontecen por si solas, en vez de aceptar que Él está en todo y en todos, lo que nos llama a ser positivos, entendiendo ello como aceptar que Él quiere nuestro bienestar, para lo cual debemos dejarnos guiar por Su Santo Espíritu.

El Texto de Textos nos revela en I de Juan 5:14, “Y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, Él nos oye”.

Oremos para que le veamos en lo oculto de la naturaleza.

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