Mi Kabbala – Av 28 – lunes 2 de septiembre del 2024.
¿Sabático?
El Texto de Textos nos revela en Isaías 11:10, “Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa”.
Mucho se habla del profundo significado del número siete, שֶׁבַע (shéva), no solo para quienes estudian gematría o cábala, sino también para aquellos que, de alguna manera, reconocen que, a través de los números, el Creador también nos revela su verdad, aunque esta nos parezca difusa, confusa o encriptada en visiones proféticas o parábolas. Esos números y sus cuentas son tan solo herramientas para entender mejor los misterios que interpretamos egoístamente a nuestro acomodo, necesitando de nuevos elementos que, al igual que nuestro lenguaje, son señales para reorientarnos.
Todos los versículos de la Biblia nos proyectan su mensaje salvador. Quizá por ello, quienes leen el 700 como el número de veces en que podemos contar con su misericordia, vislumbran en el Libro del Apocalipsis las referencias finales, donde se describen docenas de veces elementos como iglesias, tazas, lámparas, y sellos que complementan esos mensajes cifrados, teniendo el siete como elemento común. Esto nos lleva a asumir, tras esa aparente casualidad, que nos espera la perfección divina, שְׁלֵמוּת (shlemut), pero para ello debemos acceder a través de la fe, la cual, cada siete días, fruto de nuestras vivencias, nos guía con Su luz.
Otros números también hablan del final, denotando el poder de la fe antes que nuestros esfuerzos, siendo estas señales directas del Creador y su Espíritu séptuple, mensajes de nuestra identidad, ligada estrechamente a su Deidad. De esto nos hablan profecías como la de la “Rama de Jesé” (גֶּזַע יִשָׁי) en Isaías, en pro de encontrarnos con el Espíritu Santo que se posó sobre el Mesías en siete facetas distintas, mostrándonos, gracias a esos atributos que forman la séptima esencia del Mesías, que “Sobre Él reposará el Espíritu”, ese que nos guía de retorno hacia el séptimo día de la creación.
Reflexiones que vale la pena considerar para ver en el Shabat no solo el séptimo día, sino también, a través de Shmitá o año sabático, la oportunidad que se nos brinda para reconectarnos con Él como fuente de vida, acercándonos cada vez más al punto inicial de la creación. Necesitamos de Shmitá para que nos regrese a Él, ya que, cuando la creación se convierte en un recuerdo borroso, como humanidad, sentimos que este mundo nos distrae y nuestros conocimientos nos desenfocan. Así que Shmitá (שְׁמִטָּה) es, a la vez, un Shabat para la tierra, en el cual todo cambiará.
En un nivel más profundo, Shmitá es un tiempo para que volvamos a nosotros mismos, ya que, por un lado, estas expresiones nos recuerdan nuestra inherente pequeñez e ineptitud, desafiando nuestro sentido de dominio del mundo y, por otro, acentúan nuestra grandeza ofreciéndonos un puente para que contemplemos mejor el significado interno de un año, un tiempo en el que estamos llamados a reconectarnos con nosotros mismos y con los asombrosos momentos de la creación. A la vez, nos invita a acercarnos más y más a Él, siendo ese séptimo año toda una oportunidad para que nuestra fraternidad y servicio se multipliquen setenta veces siete, tal como Él nos lo pide.
El Texto de Textos nos revela en Juan 14:27, “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.
Oremos para que el Espíritu Santo nos revela los misterios de la creación.