
Mi Kabbala – Elul 8 – miércoles 11 de septiembre del 2024
¿Discipulados?
El Texto de Textos nos revela en Deuteronomio 27:1, “ordenó Moisés, con los ancianos de Israel, al pueblo, diciendo: Guardaréis todos los mandamientos que yo os prescribo hoy. 2 Y el día que pases el Jordán a la tierra que Jehová tu Creador te da, levantarás piedras grandes, y las revocarás con cal; 3 y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley, cuando hayas pasado para entrar en la tierra que Jehová tu Creador te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová el Creador de tus padres te ha dicho”.
El concepto de discipulado parece que tiene una relación directa con el de Sacerdote, cohen o kohen כּהן, título que para los creyentes solo puede llevar nuestro Señor Jesucristo como Mesías y Salvador, por lo cual, ese discipulado nuestro, implica que como pecadores, tenemos gracias a la fe en Él, la posibilidad de transformar nuestras existencias a través de vivenciar esas buenas nuevas a quienes nos acompañan en este trasegar, predicando e irradiando su misericordia especialmente a quieres no quieren comprender ello.
Hay quienes consideran que Aarón fue el primer sacerdote, más según la Biblia, fue Melquisedec rey de Salem, quien se nombra junto a Abraham, incluso como amigos del Creador, en esa batalla que tuvo que emprender este para rescatar a su sobrino Lot, por lo cual este sacerdote le recibió y a partir de ese encuentro y su bendición Abraham le dio parte de todo el botín de guerra, práctica que incluso se mantiene hasta nuestros días en donde sacerdotes, pastores, rabinos y demás servidores del Creador reciben como pago por su oficio los diezmos (עָשַׂר, asar) de quienes allí se congregan.
Levi, לֵוִי, nieto de Abraham, años más tarde fue elegido por el Creador para ser el padre de la tribu sacerdotal, cuando la Ley fue dada en el Monte Sinaí, por lo que los levitas fueron identificados como los sirvientes del Tabernáculo, por ser familia de Aarón y por ende de los sacerdotes, convirtiéndose así en responsables por hacer intercesión ante el Creador y su pueblo mediante la ofrenda y a través de sacrificios que se requerían por ley, pero con la resurrección de nuestro Señor Jesucristo tanto el Lugar Santísimo como la Expiación debido a su sangre, consolidaron un nuevo Pacto, que ya no requiere, ni de estos ritos, ni de sacerdotes humanos, lo que significa que Él es nuestro único sacerdote.
Los Creyentes como discípulos tenemos como intercesor al Espíritu Santo y Él como nuestro Melquisedec o sumo sacerdote, se ordenó incluso desde el momento que se entregó la Ley en el Monte Sinaí, ya que a diferencia de los sacerdotes levíticos, se ofreció a sí mismo como sacrificio (זֶ֫בַח, zebach) para satisfacer ese pacto por nuestros pecados y a partir de allí quienes tenían que ofrecer continuos sacrificios ya no lo deben hacer, debido a que Él es, fue y será por única y última vez sacrificio para la redención eterna de todos.
Cada sacerdote era designado de entre los hombres y Él siendo nuestro Creador desde la eternidad, se hizo hombre a fin de sufrir la muerte y servir como nuestro Sumo Sacerdote. Así que como hombre, estuvo sujeto a todas las debilidades y tentaciones que tenemos nosotros, para que pudiera identificarse personalmente con nosotros en nuestras luchas. Hoy por hoy sacerdotes, curas, pastores, predicadores, apóstoles o como se quieran llamar no son más que discípulos del Creador (תַּלְמִיד, talmid) que predicando su palabra no hacen ningún tipo de sacrificio, solo deben orientar su fe hacia la oración y guía del Espíritu Santo.
El Texto de Textos nos revela en Hechos 5:42, “y todos los días, en el templo y de casa en casa, no cesaban de enseñar y predicar a Jesús como el Cristo”.
Oremos para que Jesús cure nuestras angustias.