![](https://cotidianidades.com/wp-content/uploads/2024/11/jesvan23.jpg)
Mi Kabbala – Jeshván 23, 5785 – Domingo 24 de noviembre del 2024.
¿Llamados?
El Texto de Textos nos revela en Josué 1:5, “nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé”.
Los creyentes estamos llamados a orar (Tefilá, להתפלל), rezos que algunos repiten de memoria como resultado de un modelo escolar donde aprendemos a través de la reiteración. Estos ciclos nos alertan de no cometer los mismos errores, necesitándose tomar conciencia para retomar el verdadero camino: aquel donde nuestras reflexiones nos permiten corregir, alejándonos de expectativas y anhelos que distan de Sus propósitos trascendentes. Dichos propósitos otorgan significado a todas las interacciones e interrelaciones, hasta que comprendamos nuestra necesidad de integrarnos a Él.
El llamado (Qará, קָרָא), permanente, concluye con la muerte; sin embargo, las tres grandes culturas monoteístas surgidas tras el diluvio parecen no entenderlo, producto de confusiones que históricamente nos han mantenido esclavos de la desobediencia, impidiéndonos cumplir los mandatos de nuestro Creador. Esto nos distancia de Su plan, el cual, aunque reconocemos por fe, solemos confundir con anhelos mundanos que nos llevan a permanecer de espaldas y enceguecidos, sin escuchar Su Palabra y más bien a despreciar todo lo que hace por y para nosotros.
Afortunadamente, Su bondad y misericordia (Jesed, חסד) son mayores que nuestra obstinación pecadora, que nos lleva a ignorar Sus constantes llamados. Por el contrario, nos distraemos con una amplia gama de creencias que, aunque predican una sola fe, incluso en nuestro Señor Jesucristo, contradicen sus manifestaciones. Estas, sin embargo, nos proyectan un nuevo camino: el de la salvación. Este camino busca perpetuarnos, pero en cambio solemos desviarnos hacia un mundo mercantil que no solo nos aleja de Él, sino que nos esclaviza en una sociedad donde el egoísmo y los conflictos predominan.
Pablo (Pavlos en griego, o Saulo en hebreo, probablemente en honor a Saúl, שאול, el primer rey de Israel) nos presenta como visión la petición del Creador para con nosotros: tomados del Mesías, estamos llamados a someternos a un único Rey, el verdadero, a quien debemos desear y elegir como el guía de nuestras vidas. Esto implica obviar a todos los reyes y dioses mundanos, incluidos los cientos de anhelos mercantiles que solo nos distraen de Su llamado. El ejemplo de Pablo nos ofrece a los creyentes la oportunidad de dejar de estar enceguecidos por ilusiones efímeras, que únicamente nos conducen a perseguir ideales sin sentido que alimentan nuestros egos.
Seguir buscando honores (Kavod, כָּבוֹד), una buena imagen, éxito, fama o ambición —todo aquello que creemos nos otorga reputación, prestigio o posicionamiento social— es olvidar lo único que da verdadero sentido a nuestra coexistencia. Incluso nuestro trabajo o nuestra familia cobran un propósito trascendente únicamente cuando asumimos el llamado de ser guiados por Su haz de luz. Este ilumina nuestro entendimiento con otro tipo de anhelos, encaminándonos a retornar a Su lado: a nuestra Morada Celestial Eterna.
El Texto de Textos nos revela en Judas 1:10, “pero éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales”.
Oremos para que nuestro fuego interior y búsquedas sean encendidas y alimentadas por nuestro Creador.