
Mi Kabbala – Kislev 1, 5785 – Domingo 1 de diciembre del 2024.
¿Exilio?
El Texto de Textos nos revela en Jeremías 16:14, “No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto; 15 sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres”.
El exilio, galut, de la raíz glh, גלות, lo debemos entender como una separación que se da, frente a un territorio que habitamos, lo que para nosotros los creyentes puede significar que el Creador luego del pecado producto de nuestra desobediencia nos separó de nuestro Edén y nos ha mantenido en esta tierra de deseos egoístas hasta que voluntariamente aceptemos que debemos retornar a Él, lo que implica, como lo expresa la misma Biblia que dicho destierro requiere que pasemos por el desierto de las tentaciones hasta que podamos llegar a la tierra prometida que Él nos tiene preparada.
El pueblo judío como escogido, es el mejor ejemplo para nosotros de cómo han tenido que vivir exiliados, incluso ya estando en su tierra, como consecuencia de las tomas de Jerusalén y la destrucción de su templo, seguramente por ello, los momentos que se consideran más significativos de la vida judía tienen en común el querer sentirse en esa Su ciudad, su tierra, en donde está su mayor vínculo, desde esa mirada ellos evocan el amor por dicha ciudad mientras esperan que el Mesías les permita cohabitar pacíficamente en ella, de allí una de las oraciones más cortas e importantes del judaísmo: Leshaná Habaá B’Yerushalaim, לשנה הבאה בירושלים, El año que viene, ¡en Jerusalén!
Aspiración del pueblo judío: que el Mesías llegue a Jerusalén y restaure la tierra y el pueblo de Israel después de milenios de exilio, pueda habitar en paz en su tierra prometida, por lo que desde 1948 cuando se le entregó por parte de las Naciones Unidas nuevamente el territorio a Israel el cual ocupaba en buena parte Palestina, se habla de la ley del retorno, contexto que espiritualmente significa, aliyá, עלייה, subir y que es la piedra fundamental para el estado judío, desde dicha mirada lo que significó la diáspora, Tfut’za, תפוצה para los Israelitas contiene en si el desarrollo en ese territorio redimido, lográndose así el fin a ese exilio después de seis mil años (seis días)
Los creyentes al releer a Malaquías מַלְאָכִי y sus mensajes deberíamos atender esos llamados a retornar del estado considerado como “divinidad en Exilio”, a la perfección, que no es de este mundo ya que nos proyecta hacia Él, para no continuar siendo presas del egoísmo pecaminoso de este mundo, lo que significa seguir alejados de la Luz Superior y esclavizados a nuestro deseo de recibir, el cual solo nos llena de necedades y bajezas, que no honran a los cielos y más bien nos mantiene en desobediencia permanente.
La tarea sigue siendo a diario el lograr que nuestro corazón se convierta en un tabernáculo para la Luz del Creador y nos alejemos de tantas impurezas que nos sofocan, ya que la Shejiná, shaján שכן, que se encuentra en el polvo y que nos rebajó a dicho nivel, manteniéndonos atados a este desierto terrenal, clama porque visionemos a nuestro cuerpo como el templo del Espíritu Santo y le demos un lugar especial al Espíritu Santo que con su Haz de Luz debe guiarnos de retorno a nosotros.
El Texto de Textos nos revela en Gálatas 5:1, “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud”.
Oremos para no seguir siendo esclavos del pecado.